El escrutinio de la efigie

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Advertencia: Se requiere una mente abierta y un espíritu aventurero para navegar por las aguas turbulentas del subconsciente.

MICRORELATO

I. La Punzada

Finalmente, mi resistencia cedió. Volteé sobre mis talones, enfrentándole. Una efigie había perforado mi ser con su mirada implacable, tan aguda como un grito helado. Su visión parecía querer desnudar mi alma, revelar mis secretos más oscuros, mis debilidades más íntimas.

II. La Descarnada

Un silencio sepulcral llenó el aire, solo interrumpido por el temblor de mi voz al formular la pregunta: "¿Qué deseas de mí?". Guardó silencio, pero su mirada se volvió más intensa, si eso era posible. Un escalofrío me recorrió, como si sus ojos pudieran atravesar mi ser, leer cada pensamiento oculto en mi mente. Un sudor frío perlaba mi frente, mi corazón latía desbocado en mi pecho. Quería huir, escapar de esa presencia avasalladora, pero una fuerza invisible me paralizaba, imposibilitando cualquier movimiento.

III. La Autopsia

Entonces, su voz retumbó en mi mente, profunda y resonante, como si emergiera de las profundidades de la tierra: "Te he observado", dijo. "He visto tus acciones. He presenciado tus errores, tus mentiras, tus traiciones". Mis pulmones se contrajeron, un jadeo sofocado escapó de mis labios. No podía aceptar lo que escuchaba. Me señalaba como alguien falible, exponiendo mis más oscuros secretos. Con voz apenas perceptible, respondí: "No tienes derecho a juzgarme". "No te juzgo", replicó. "Solo te muestro la verdad".

IV. La Huella

Cerré los ojos con fuerza, negándome a aceptar la verdad abrasadora. Pero era inútil, la realidad se había grabado en mi mente, una marca imborrable. "Ve ahora", sentenció.